En nuestro mar se encuentra la memoria de nuestro pasado y la humanidad de nuestro futuro. Su marea nos devuelve los recuerdos de nuestra infancia, nuestra historia y nuestra esencia. El Mediterráneo es libertad y también prisión, una fuerza violenta y un remanso de paz. Con su disco homónimo, Joan Manuel Serrat nos dejó una herencia maravillosa.
El marinero de cabo en bahía, solitario, aturdido, ha perdido la batalla del tiempo y llegado al límite de su horizonte, no consigue encontrarse. No existe un puerto que le permita un corazón donde anidar, en la travesía de su vida, los amores efímeros, esos ya se fueron, ahora la nostalgia le brinda un sabor tan salado y amargo como su alma. Los recuerdos le atormentan, la nostalgia que le carcome; y no alcanza a comprender porque le admiran o envidian los seres de tierra firme, ya ni el ego alimenta su espíritu. Siente cómo se precipita su vida hacia el abismo de las profundidades.